Origen del 420, la mágica cifra que te invita a volar

Muchas veces ocurre que, distraído, miras el reloj y descubres que las agujas marcan otra vez ese número mágico que te invita a fumar un porro; si eres de esos, conoce el origen del 420.

La sugestión de quienes usamos cannabis se altera cuando vemos el mágico número formado en relojes, contadores de palabras en procesadores de textos, o todo aquello que contenga cifras.

Ni qué hablar cuando se acerca el 20 de abril, la fecha más cannábica del calendario gregoriano y el día de conmemoración de una historia que nació en plena prohibición.

Las celebraciones por el 420 son hoy muy populares pero, al comienzo, sólo fue cosas de unos pocos marihuanos, que encontraron en el número un código de honor y compañerismo.

El origen del 420 comenzó en 1971, con un grupo de amigos de la escuela secundaria de San Rafael, una ciudad del Condado de Marin, en California (este), donde apenas viven 57.713 personas.

Era otoño y el viento soplaba frío y con humedad. La situación ameritaba tener encima unas cuantas flores de cannabis, y no importaba que fuese necesario hacer para conseguirlo.

Fue en ese momento cuando estos cinco adolescentes se encontraron un mapa dibujado a mano que, en teoría, develaba la ubicación de un gran cultivo de marihuana en Point Reyes, al noroeste de San Francisco.

Sí, el origen del 420 parece una historia que parece sacada de la trilogía de Indiana Jones, Los Goonies o La isla de Gilligan.

Con la diferencia que el tesoro, aquí, no se trataba de oro o viejas antigüedades, sino verde, fresca y rica mota. 

Los jóvenes, que se hacían llamar Los Waldos, acordaron encontrarse después de la escuela para salir en búsqueda de su tesoro. Exactamente a las 4.20.

Se sabe poco de aquella aventura digna de Frodo y Bilbo Bolsón, sólo que Los Waldos nunca pudieron encontrar al gran campo lleno de marihuana.

“Fumábamos mucha hierba en ese entonces”, dice Dave Reddix o, también, Waldo Dave, en la actualidad un cineasta de 59 años, “La mitad de la diversión era salir a buscarla”.

Origen del 420 y Louis Pasteur

Louis Pasteur fue un químico, físico, matemático y bacteriólogo francés, cuyos descubrimientos tuvieron una enorme importancia en diversos campos de las ciencias naturales, sobre todo en la química y microbiología. 

A él se debe la técnica conocida como pasteurización (eliminar parte o todos los gérmenes de un producto elevando su temperatura durante un corto tiempo) que permitió desarrollar la esterilización por autoclave. 

A través de experimentos, refutó definitivamente la teoría de la generación espontánea y desarrolló la teoría germinal de las enfermedades infecciosas. 

Por sus trabajos, se le considera el pionero de la microbiología moderna, con lo que inició la llamada “Edad de Oro de la Microbiología”.

Aunque la teoría microbiana fue muy controvertida en sus inicios, hoy en día es fundamental en la medicina moderna y la microbiología clínica.

Es que condujo a innovaciones tan importantes como el desarrollo de vacunas, de los antibióticos, la esterilización y la higiene como métodos efectivos de cura y prevención contra la propagación de las enfermedades infecciosas.

Algo que seguramente te suena por estos días de pandemia de covid-19.

Pero, te preguntarás, ¿qué narices tiene que ver Pasteur con la marihuana y el origen del 420?

La figura del químico francés se las ha arreglado para estar presente de forma misteriosa en muchos eventos cannábicos, ya sea en California en 1971 como en México en 2020.

Aquella expedición realizada por los Waldos tuvo, como dijimos, un punto de encuentro a las 4.20 de la tarde, luego de las clases, y el lugar fue, precisamente, una estatua de Louis Pasteur, ubicada en inmediaciones del colegio.

Enseguida ese lugar se convirtió un punto de encuentro para futuras convocatorias, en las que siempre había mota para fumar.

El 1 de febrero de 2020, se instaló en México un gran cultivo de marihuana a cielo abierto, y en plena CDMX.

Se trata del Plantón 420, un verdadero campo de cannabis que fue sembrado en un parque municipal ubicado frente al palacio legislativo, en una zona muy concurrida de la ciudad.

Lo curioso es que ese espacio público verde también se llama Louis Pasteur e, incluso, tiene una estatua en homenaje en la que muchos siempre se juntan a quemar cannabis.

El destino cruzó de nuevo al físico francés con los actos de normalización del uso de cannabis, ¿se tratará de un mensaje desde el mas allá?

Origen del 420 y los deadheads

Los Waldos comenzaron a usar el número 420 para identificarse y sumar nuevos integrantes al humeante grupo. 

Así es como empezaron a hacer conocidos, amigos y amigos de sus amigos, entre ellos, la banda de rock Grateful Dead, disueltos en 1995 por el fallecimiento del cantante y guitarrista Jerry Garcia.

El término se fue extendiendo entre los fanáticos del grupo, los deadheads.

Más tarde, en 1990, Steve Bloom, editor en High Times, vio el origen del 420 en una hoja volante de la banda.

El personal de la revista -que durante mucho tiempo fue la publicación líder sobre la marihuana- empezó a usarlo. Incluso, sus reuniones editoriales eran a las 4.20.

Veinte años más tarde, 420 Magazine reportó que un grupo rival de los chicos de San Rafael aseguraban ser los inventores del origen del 420.

Pero los Waldos, que le mostraron a High Times cartas y otros objetos para probar que ellos fueron en realidad los inventores, y han defendido su versión con solidez.

“Somos los únicos con pruebas”, resumió Steve Capper (aka Waldo Stee).

Bloom dice que el término ha servido como una especie de código semiprivado, y los fumadores de cannabis tienden a verlo en todos lados: número de calle, precios y hasta relojes en la película de Quentin Tarantino, Pulp Fiction.

Una de las anécdotas más graciosas en torno al origen del 420, pero sobre todo su popularización, se dio en la autopista interestatal 70 de Colorado (Centro de Estados Unidos).

Luego de que la señal que marca las 420 millas fuera robada repetidamente, las autoridades decidieron cambiarla por otra ubicada un pelín más atrás, en las 419,99 millas.

La legalización de la marihuana en 16 estados de Estados Unidos ha hecho que las celebraciones del 20 de abril ganen popularidad.

Este año se se sumarán a las celebraciones, aunque sea de modo virtual, los estados de Nueva York (este), Virginia (sureste) y Nuevo México (sur), entre otros.

Falsas hipótesis del origen del 420

Como ocurre en todas las leyendas, también existen falsas teorías sobre el origen del 420.

El más famoso mito sobre el origen del 420 tiene que ver con la policía.

En un comienzo se creía que el código de policía de despacho para fumar marihuana es el 420.

Eso es falso. El número 420 no es el código de radio de la policía de ningún lugar.

Otro dice que existen alrededor de 420 sustancias químicas activo de la marihuana.

Esto puede ser cierto, aunque de momento no existe ningún ser humano que lo sepa, o lo haya contado.

En realidad, hay descubiertas aproximadamente 315 sustancias químicas activas de la marihuana.

Este número sube o baja dependiendo de la planta se utiliza, y también podría cambiar con el avance de la ciencia, dado que se cree que aún no concluyeron los descubrimientos en torno a la hierba.

También se dijo que el 20 de abril es el Día Nacional de los fumadores.

Podríamos concluir en que, a partir de Los Waldos, Pasteur y los deadheads sí lo es, pero ese no es precisamente el origen del 420.

Hay teorías audaces como la que sostiene que el origen del 420 se debe a que el 20 de abril es el cumpleaños de Hitler.

Sí, es el cumpleaños del dictador, pero, como el 420 comenzó como una hora, no una fecha, el día del cumpleaños de Hitler no tiene nada que ver.

Otras hipótesis relacionan al origen del 4.20 con la matanza de Columbine, la hora del té en los Países Bajos (que en realidad es a las 5.30) y otras cuestiones, algunas anacrónicas.

Lo cierto es que el origen es bien simple, y tiene que ver con un grupo de jóvenes como eres o fuiste tú mismo y que se reunieron por algo tan simple como conseguir mota para pasar el rato.

Por eso, ¡Feliz 420 colegas!, ¡y buenos humos!

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