¿El cannabis facilita la digestión?

Sumando un beneficio más al haber de la planta sagrada, podemos decir que el cannabis facilita la digestión.

Innumerables estudios colocan al cannabis como aliada fiel para nuestro bienestar físico. Además del bienestar mental y espiritual que podemos comprobar con nuestra propia experiencia.

Asimismo podemos decir que la marihuana también facilita la digestión. En nuestro cuerpo tenemos lo que se llama el sistema endocannabinoide.

Este sistema se compone de una red de receptores celulares y moléculas correspondientes que existen en todo el cuerpo.

El mismo cuenta con dos diferentes tipos de receptores que son los CB1 y CB2. El primer tipo se localiza sobre todo en el cerebro y en el sistema nervioso central, estos se conocen como receptores CB1.

El otro tipo de receptores, conocidos como receptores CB2, se encuentran comúnmente en el sistema inmune.

Estos receptores cannabinoides tienen una amplia gama de funciones. Por ejemplo, el sueño, estado de ánimo, el control del motor, dolor, memoria y respuestas inmunitarias.

Naturalmente, estos procesos de gran alcance ayudan a mantener una función óptima dentro de nuestros cuerpos.

De esta manera, se puede relacionar el bienestar físico y de nuestras funciones biológicas con el consumo del cannabis.

El cannabis facilita la digestión y ayuda a tus intestinos

Como ya mencionamos anteriormente, el sistema endocannabinoide existe en todo el cuerpo. Los receptores que contribuyen a él responden excepcionalmente cuando se introduce el cannabis medicinal.

Uno de estos receptores se llama anandamida, reside dentro del tracto digestivo y es responsable de los procesos digestivos.

Tal vez por razones como esta, no es difícil ver por qué aquellos que regularmente se entregan al THC siempre tienen ganas de “picar algo”.

Pero en un sentido más serio para aquellos que padecen enfermedades intestinales crónicas, la presencia de dicho receptor podría ser una verdadera bendición.

Los estudios han demostrado que las propiedades antiinflamatorias que contiene el cannabis medicinal podrían ser vitales en el tratamiento de afecciones.

Tales como el síndrome del intestino irritable (SII) y la enfermedad de Crohn. Como también, el cannabis ayuda de forma relevante en cuadros de trastornos del sistema gastrointestinal.

Aumenta el apetito en cuadros clínicos donde el mismo se pierde. Asimismo alivia las nauseas, el reflujo de ácidos, la colitis y hasta los síntomas asociados al cáncer.

Para comprender mejor los beneficios debemos saber que la buena salud empieza en el intestino. En tus intestinos y estomago podemos encontrar un enorme ecosistema de microbios que son los responsables de digerir los alimentos.

Además de cumplir con otras tareas biológicas, el cannabis facilita la digestión. La medicina está tratando de comprobar qué relación existe entre los microbiomas y el sistema endocannabinoide.

Razón por la cual pueden llegar a facilitar conexiones neurológicas importantes.

El cannabis facilita la digestión gracias al sistema endocannabinoide

En los intestinos hay bastantes receptores CB1 y CB2; esto hace que tu sistema digestivo sea un atractor natural de cannabinoides endógenas.

Tus músculos digestivos se relajan ante la estimulación con cannabinoides. Es por eso que el cannabis facilita la digestión.

Mejorando el transito intestinal, disminuyendo la inflamación, los cólicos, espasmo y  secreciones químicas irritantes que pueden ocurrir en los trastornos digestivos.

Los tratamientos por quimioterapia causan vómitos y diarrea; sin embargo existen evidencias clínicas de que el cannabis ha resultado beneficioso en aliviar estos síntomas.

No se sabe aun la razón de esta relación, pero se ha convertido en el hallazgo más relevante de la medicina contra el cáncer. Ni fumarla, ni comerla, ni en aceite, en estos casos lo mejor puede ser la vaporización.

Ya que el humo puede ser irritante y empeorar el cuadro, en vez de mejorarlo. En cuanto al apetito, se afirma que el THC estimula los sentidos del gusto y el olfato. Pero no te preocupes, no olvides que el cannabis facilita la digestión.

Debido a que la marihuana hace activar ciertos neurotransmisores asociados con el hambre, como la dopamina y la grelina.

En resumen, los cannabinoides como el THC y el CBD ingresan al cuerpo por medio de receptores claves.

Aquellos que están en el intestino envían señales al cerebro para que regule sus funciones. Actuando también como antiinflamatorio, el cannabis facilita la digestión.

Lo mejor y que más éxito causa entre los pacientes ha sido el uso aceites  de cannabis y tinturas de cannabis potentes.

Como también vaporizadores, comestibles y brebajes medicados, los mismos se absorben directamente en sistema gastrointestinal.

Mas allá que las causas recurrentes por las que la gente se acerca a la marihuana medicinal son el dolor y el sueño, los problemas gastrointestinales están sumando interés.   

Si cuentas con algún ser querido que sufre problemas digestivos puedes recomendarle el uso del cannabis. Es una de las opciones alternativas que menos riesgo presenta, dile que el cannabis facilita la digestión.

Debido a que los tratamientos farmacológicos presentan innumerables efectos secundarios. Además de afectar en nuestra calidad de vida, causando otros problemas de salud.

A medida que avanza la ciencia con respecto a los beneficios del cannabis, aumentan los adeptos de su uso medicinal.

Pronto podremos acceder a información más determinante sobre su uso y sus efectos en el bienestar físico.

Sigue tus instintos. Cuando se trata de una barriga saludable,  la hierba puede ser parte esencial de una buena dieta. Recuerda que el cannabis facilita la digestión.

Pero, también podría afectar de alguna forma negativamente

Por otro lado, en algunos individuos, el efecto producido al introducir cannabinoides adicionales en el tracto GI resulta perjudicial y puede producir una serie de síntomas poco frecuentes e inesperados. Algunos científicos creen que, incluso en casos raros, el cannabis puede causar un síndrome de vómitos agudos conocido como síndrome de hiperémesis cannabinoide, además de causar pancreatitis aguda.

Los efectos negativos del consumo de cannabis en el tracto GI

En ocasiones, el consumo de cannabis puede causar problemas digestivos desagradables, y en algunos casos, extremadamente raros, se cree que produce ciertas enfermedades graves y debilitantes. En general, este fenómeno parece afectar a los consumidores crónicos que han consumido cannabis de forma habitual y prolongada durante varios años.

Aunque generalmente el consumo de cannabis se relaciona con la estimulación del apetito, parece que en algunos casos tiene el efecto opuesto y produce náuseas a los usuarios dejándoles incapacitados para comer. Otros síntomas que describen con frecuencia los individuos afectados son dolor abdominal y náuseas, y en ocasiones vómitos. Este efecto se ha descrito de forma amplia y anecdótica en los foros de Internet, aunque no parece que se haya realizado ninguna investigación formal sobre dicha afirmación.

Muchos consumidores habituales de cannabis durante un tiempo prolongado informan de que no son capaces de comer a menos que fumen cannabis. En la mayoría de los casos, los síntomas desaparecen y el apetito normal se reanuda aproximadamente una semana después de dejar de consumir. En tales casos, ¿cabe la posibilidad de que el consumo habitual de cannabis esté afectando a la señalización normal de grelina de modo que el individuo termina necesitando el THC para hacer el trabajo de la grelina?

Existe un grupo bastante pequeño, pero más importante, de individuos que afirman que mientras fuman cannabis, son totalmente incapaces de comer o sólo pueden tolerar cantidades de comida más pequeñas de lo normal. Esto parece completamente contradictorio, dado que el THC debería estimular los receptores de grelina y producir la sensación de hambre. Sin embargo, dado el gran número de informes similares, parece ser un fenómeno que merece la pena investigar.

Síndrome de hiperémesis cannabinoide

Este efecto puede estar asociado con el trastorno, poco frecuente, conocido como síndrome de hiperémesis cannabinoide. Se ha informado de que los pocos pacientes que se habrían visto afectados por este síndrome necesitaron tratamiento médico para los vómitos y náuseas agudas después de un periodo de consumo intensivo y prolongado de cannabis, lo que llevó a los autores de los estudios de caso a la conclusión de que el cannabis era la causa del problema.

Aunque polémica y poco estudiada, ahora se dispone de más de dos decenas de informes de casos de esta afección, todos muy consistentes, y en todos está implicado en gran medida el cannabis. El síndrome de hiperémesis cannabinoide provoca vómitos cíclicos, y una necesidad compulsiva de bañarse en un esfuerzo por aliviar las sensaciones de náuseas y la necesidad de vomitar. Una vez más, por lo general, se produce en aquellos que han consumido cannabis muy habitualmente desde hace muchos años.

Aunque la mayoría de los informes de casos no han hecho ningún esfuerzo para explicar el mecanismo subyacente a este efecto secundario, aparentemente paradójico, del consumo excesivo y prolongado de cannabis, por lo menos un estudio ha establecido la hipótesis de que el síndrome puede ocurrir debido al efecto del THC en la motilidad intestinal, que se cree que posiblemente conduce a un retraso del vaciado gástrico.

Pancreatitis aguda inducida por el cannabis

Además del síndrome de hiperémesis cannabinoide, actualmente se ha relacionado al cannabis con unos cuantos de casos de pancreatitis aguda, aunque una vez más, la relación es débil, y la mayoría de los informes de casos involucran a personas que además habían sido fumadores crónicos de tabaco durante varios años. Aunque solo hay una docena de casos.

¿Por qué algunas personas experimentan problemas digestivos con el cannabis?

No está claro por qué algunas personas comunican estos efectos, aparentemente contradictorios, del consumo de cannabis, y no se ha demostrado que el cannabis sea, de hecho, la causa subyacente. Sin embargo, la gran cantidad de informes anecdóticos tiende a dar a entender que el consumo de cannabis está, de alguna manera, relacionado con el fenómeno.

Una posible vía de investigación son otras enfermedades preexistentes que pueden causar problemas digestivos, que pueden exacerbarse con el consumo de cannabis. Por ejemplo, se sabe que el estrés crónico hace que muchas víctimas experimenten pérdida de apetito, y también suele tratarse con cannabis. Muchos informes anecdóticos de consumo habitual de cannabis con la pérdida de apetito también implican a los síntomas de estrés. Además, se sabe que tanto el consumo de cannabis como el estrés crónico pueden alterar la producción y transmisión de la “hormona del hambre”, la grelina.

Más allá de las consideraciones obvias con respecto a la dosis, la consistencia y la duración del consumo de cannabis (y las interacciones y las relaciones, un poco menos obvias, entre los innumerables compuestos intestinales, como la grelina y cerulenina), puede llegar a darse el caso de que las diferencias genéticas entre los individuos determinen la posibilidad de experimentar efectos negativos en la regulación del apetito con el consumo de cannabis. Con frecuencia, una sola mutación de un solo gen puede hacer que un individuo experimente lo contrario de lo que se considera “normal”.

Los posibles efectos negativos del cannabis pueden, a veces, no ser comunicados por los individuos que los experimentan. Puede deberse al temor al juicio o al castigo, sobre todo en las sociedades donde el cannabis sigue siendo ilegal, pero también puede deberse a la tendencia generalizada a tener fe ciega en las propiedades curativas del cannabis y la negación completa de todo lo que va en contra de ese argumento.

Sin embargo, es importante que nos alejamos de esta tendencia, con el fin de presentar una imagen objetiva del verdadero potencial que el cannabis tiene que ofrecer, junto con sus limitaciones y contraindicaciones.

El cannabis realmente tiene numerosas propiedades notables y una amplia aplicación en la medicina, pero es falso afirmar que no existe absolutamente ninguna posibilidad de que cause efectos secundarios desagradables y debilitantes en ningún individuo. Sin embargo, estos efectos secundarios generalmente son leves, y aunque en ocasiones pueden llegar a ser graves, parecen limitarse a una pequeña fracción en comparación con el número total que consumen regularmente sin perjuicio, ya sea por razones recreativas o medicinales.

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