Callosa del Segura. El pueblo con más historia en Cáñamo tradicional de toda España

Callosa del Segura, municipio industrial y agrícola, si puede hablar en primera persona y en voz alta sobre el cáñamo tradicional que ha trabajado durante décadas.

Por David Hurtado – Cáñamo Solidario

Su historia como asentamiento humano data del II milenio a.C. en la Edad de Bronce y adscrito a la Cultura Argárica. Muy relevante en Europa y modelo de sociedad urbana, poseía individuos adinerados y alto desarrollo social con especialización en actividades económicas. Como muestran sus tumbas ricas en orfebrería. Los restos del yacimiento arqueológico indican una población humana bastante importante. El carácter emprendedor e industrial de los Callosinos tal vez proviene de un núcleo mínimo permanente que conservó la herencia cultural Argárica resistiendo en más de 30 generaciones a las migraciones y a la fuertísima influencia de las siguientes culturas. En la Edad de Bronce el esparto silvestre era la fuente principal de fibra natural por su abundancia, pero los arqueólogos no han considerado nunca importante discriminar si los restos arqueológicos textiles eran de cáñamo, lino o esparto. M. L. Ryder, investigador, hizo algo extraordinario, demostrando que las fibras vegetales del yacimiento de Saint Andrews (Escocia), datadas en la Edad del Bronce eran, en realidad, restos de cáñamo. En general si los restos aparecían en china se consideraban de cáñamo y si estaban en Europa de lino. Comparando restos del yacimiento de Escocia con otros de lino queda demostrado que los primeros eran fibras más gruesas. Era cáñamo. Esto, arqueológicamente, permite explicar que Europa si recibió esta planta de Asia mucho antes de lo que se pensaba, a partir del I milenio a. C. y, que se fue asentando primero en el área norte o septentrional por la alta pluviometría y los suelos ricos en materia orgánica.

Esta influencia pudo llegar a la península ibérica tanto por vía terrestre como marina. De hecho incluso en restos Neolíticos y calcolíticos, mucho más tempranos, han sido hallados en tumbas, plantas de adormidera, cornezuelo de centeno, beleño, dulcamara, hierba mora y cannabis, todas ellas para uso religioso, lo que indican con mayor antigüedad el contacto etnobotánico con la planta. La Cultura Argar callosina bien podría estar ligada a antecedentes del cáñamo tan remotos.

La cultura Argar desapareció del sudeste de la península en torno al 1500 a.C. por sobreexplotación del medio en un auténtico suicidio ecológico, según José S. Carrión, del Departamento de Biología Vegetal de Murcia, y sus colegas. Era una población minera, agraria y muy activa en su economía, creando excedentes y creciendo demográficamente. Las talas y fuegos provocados para carbón vegetal y nuevas tierras destruyeron el bosque quedando sólo matorrales y plantas espinosas. Unos 1000 años antes, se dio una etapa seca muy fuerte y este cambio en la ecología y diversidad local fue superada por el ecosistema, cosa que esta vez no pudo ser con los humanos y su agresiones. Ni agricultura ni ganadería sobrevivieron y forzó a la migración. La cultura Argar desapareció unos 300 años más tarde y quedando tal vez unos mínimos de población.

En torno al 1100 a.C. los fenicios desarrollan sus actividades por el levante y ya en el auge cartaginés son auténticos colonizadores de esta zona. Los fenicios usaban para sus barcos el lino y los romanos el esparto. Estos últimos, a finales del siglo III a.C. necesitaron mucho esparto para las naves usadas en las Guerras Púnicas. Pero esta planta Ibérica y del Norte de África se aplicaba más para papel que para cuerdas, poco resistente. Sólo el cáñamo, permitió la navegación de alta mar, por su singular fortaleza, y dio comienzo a la larga y gloriosa historia de los veleros. Se permitió lanzar la conquista a largas distancias y descubrir países nuevos. Este cáñamo era de mucha calidad, bien cultivado y con conocimientos avanzados. Criado de cualquier modo no daría fibras de alta resistencia, para velas y jarcias (cordaje grueso para barcos) y por eso siempre hubo especialistas en medir calidades de fibras. Es hasta el siglo I a.C. que los romanos usan el cáñamo para cuerdas, más ligeras y resistentes, específicas para aplicaciones navales. También fabricaban cabos muy gruesos, para tender puentes militares y otras aplicaciones de suministro a tropas como los pilum, las ropas de los soldados, el alimento y el refugio de campaña. Fue un cáñamo famoso, el levantino tanto como el Italiano. En ausencia de vientos, buena temperatura, bien sembrado y con regadío, se genera una excelente fibra, en cualquier país cálido.

El lino era más común para velas y el cáñamo para redes, pero sólo hasta que los hombres aprendieron a cultivar y procesar buen cáñamo para jarcias y velas no lograron como navegantes pasar del estrecho de Gibraltar. La destreza de los pioneros que recorrieron el Mediterráneo sin esta ventaja fue enorme. La Odisea relata el periplo de los griegos por el Mare Internum, pero “¿cómo pudo Ulises tesar sus velas? ”, y es que esta término técnico de lograr el máximo despliegue del velamen que no lograron ni los egipcios, ni los fenicios, ni los helenos de aquellos tiempos sólo podía lograrse con cáñamo. El material más semejante, el byblus o corteza de lino, fue la que Ulises disponía para sus cuerdas de correas entrelazadas, y que según los expertos en navegación, usadas en la naves no daban garantías. Navegar mar adentro con medios tan precarios requería de un gran valor y mucha pericia.

Entrando ya en el Al-Andalus, desde el 711 d.C. hasta el 1942 la presencia árabe en el levante se hace notar respecto a la hilatura. Eran expertos en textiles finos, y sirva de ejemplo la industria de la seda de las Alpujarras. Grandes agricultores y maestros del regadío continúan con los cultivos clásicos de cereales, olivo y vid pero diversifican con frutales, hortalizas, caña de azúcar, algodón y cáñamo, etc., y todos ellos tanto para consumo local como para exportación. No obstante, no fueron los inventores del punto de media, como se creía, ya que se han encontrado medias tejidas a mano en las tumbas de los legionarios romanos. Los tejidos árabes de cáñamo y lino fueron de mucha calidad y apreciados en su época. También el papel del cáñamo transformado en grandes bibliotecas rozando el hedonismo absurdo.

El libro era un rasgo de distinción social. Citando al sabio Ibn Sad refiriéndose a Córdoba dice lo siguiente.

Posee más bibliotecas que ninguna otra ciudad de Al-Andalus y sus habitantes son famosos por su pasión a formar bibliotecas. Esto ha sido para ellos la medida de su prestigio. Cualquier hombre con poder o con un cargo en el gobierno se consideraba obligado a tener una biblioteca en su casa sin escatimar gastos a la hora de coleccionar libros, principalmente para que la gente pudiera decir: “fulano tiene una gran biblioteca” o “ Posee una copia única de tal o cual libro”

Grandes recursos agrícolas destinó el mundo árabe del levante español para lograr que no faltara suministro de cáñamo en las fábricas de Játiva y Toledo.

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